Diego Otero Prada

Introducción

Yo soy prediabético y tengo alto el colesterol, por lo cual he estudiado muy bien que productos puedo comer. No he visto ninguna campaña del ministerio de Salud ni de las secretarías de Salud que den educación sobre estos problemas.

Siempre  que voy a comprar  un producto miro las etiquetas para ver los contenidos de azúcar, grasas y colesterol. He encontrado una situación muy difícil porque hay productos con cero azúcares o menos de 5 gramos, pero con altos niveles de colesterol y lo contrario. También, muchos productos  que tienen propaganda de ligt  son una farsa.

Los fundamentalismos en Colombia

Hay tres tipos de fundamentalismos en Colombia. El primero, de tipo económico, tiene que ver con las fobias al déficit fiscal y el endeudamiento público, compartido por los economistas neoliberales y algunos que se dicen progresistas. Nadie puede dar una explicación teórica ni práctica de por qué fijar unas reglas con topes, ni en Colombia, ni en Europa ni en ninguna parte. Por qué el tope de endeudamiento público en Colombia es de 71%, por qué no 40% o 100%. No hay explicación, salvo el de limitar el gasto del gobierno que no quieren los neoliberales.

El segundo tipo de fundamentalismo es de los que se dicen ambientalistas que no quieren en Colombia explorar para buscar carbón ni nuevos contratos de explotación de petróleo, y algunos no quieren minería. Este fundamentalismo todo el tiempo solo habla de energía solar y eólica y se oponen a construir más hidroeléctricas. Confunden todos los datos de las emisiones en Colombia o los desconocen.

El tercer fundamentalismo es el de las bebidas y los productos azucarados, cuya campeona es la ministra de Salud, lo cual es el objeto de este artículo, independiente de que haya aprobado por el congreso de la República en la nueva reforma tributaria.

La reforma y las bebidas y productos azucarados

Todos estamos de acuerdo con el peligro que supone para la salud las bebidas y productos azucarados por sus efectos sobre la diabetes, la obesidad y otros efectos dañinos  y dan lugar a gastos de salud.

La pregunta es que hay que hacer para resolver estos problemas. El mundo está lleno de buenas intenciones y pésimas soluciones.

Para los fundamentalistas como la ministra de Salud y sus seguidores todo se resuelve con medidas de mercado, es decir, con impuestos únicamente, sin analizar su efectividad y los costos sociales.

La teoría económica afirma que la demanda de un bien depende de su precio, el ingreso de las personas y los sustitutos. Matemáticamente:

                     Q =f(Pq, ps, I), donde

 Q= bien demandado

  Pq=  precio del bien q, por ejemplo, bebidas de Pepsi kola

  Ps = precio del sustituto

  I = ingreso de los hogares

Hay unos conceptos que se llaman elasticidad precios y de ingreso. Es decir, que tanto influyen en la demanda de un bien los cambios en el precio del bien demandado, el precio del sustituto y el ingreso.

Lo primero que hay que observar es si existen sustitutos para las bebidas y productos azucarados porque esto influye en la demanda del bien en referencia.

Miremos por ahora  el efecto de un aumento en el precio de las bebidas azucaradas a través de colocarle impuestos, suponiendo que el precio del sustituto y el ingreso se mantienen constantes. Esto es lo que se llama elasticidad., por ejemplo, que pasa si el precio de las bebidas azucaradas aumenta en 10% en cuanto cae la demanda.

Si este efecto es cero, significa que la elasticidad de la demanda con respecto al precio es cero.  Si el aumento es 10%, la elasticidad precio es uno. Si la caída en la demanda es mayor a 10%, la elasticidad precio es superior a uno. Si la caída en la demanda es menor a 10%, la elasticidad es menor a uno.

Críticas a la imposición de impuestos a las bebidas azucaradas

La principal crítica se encuentra en que estos impuestos son regresivos porque los hogares de ingresos bajos tienden  a beber más bebidas azucaradas que los hogares ricos.

Pero, aún si se colocan impuestos, los ingresos percibidos deben dedicarse al sistema de salud y a campañas de información.

La experiencia internacional

En Colombia no existe ningún estudio que nos permita determinar los efectos de cambios en los precios de las bebidas y productos azucarados. Hay que recurrir a estudios en otros países que muestran que el consumo de estos bienes no desaparece a menos que se coloquen impuestos muy altos, del orden del 100%, pero esto afectaría fuertemente a los hogares pobres.

Todos los estudios econométricos revisados concluyen en que  impuestos a las bebidas azucaradas dan lugar a una elasticidad superior a uno, pero menor a dos, es decir que aumentar los precios de estos productos reducen su demanda, pero esta varía de 10% a 30% dependiendo del nivel de los impuestos, el país, la región y las características de la población.

También concluyen que, aunque hay efectos positivos sobre la salud, estos impuestos impactan más en los hogares de bajos ingresos, por lo cual, en este sentido, son impuestos regresivos, es como colocar un IVA a estos productos que son de consumo popular.

Así un estudio realizado para Canadá (The health and financial impacts  of sugar drinks tax across different income groups in Canada por Economic  &Human Biology) concluye lo siguiente:

“Los canadienses de bajos ingresos obtendrían los mayores beneficios para la salud con un impuesto a las bebidas azucaradas. Sin embargo, el quintil de ingresos más bajo también pagaría la mayor proporción de ingresos en impuestos. Por lo tanto, un impuesto sobre las bebidas azucaradas es financieramente regresivo, pero se prevé que reduzca las disparidades de salud en todo Canadá.”

 

Un estudio econométrico del 1 de junio de 2022 (Outcomes following taxation of sugar sweetened beverages A systematic review and meta-analysisi) que hace el análisis de 86 experiencias internaciones para ver los efectos sobre la demanda de colocar impuestos sobre las bebidas azucaradas que cubre muchos estados de los Estados Unidos y de varios países como Francia, Reino Unido, México, Chile, Portugal, Finlandia, Sur África, encontró que 82% de los impuestos se transfieren al precio final, no hay efectos de substitución por productos que no tienen impuestos y se determinó una elasticidad negativa de -1,59 que dio lugar una reducción  promedio de las ventas.

El estudio concluyó  que “Esta revisión sistemática y el meta-análisis realizado de la imposición mundial de impuestos a las bebidas azucaradas encontró evidencia de que los consumidores responden a las intervenciones económicas. La revisión que los impuestos a las bebidas azucaradas estaban asocias con precios más altos y menores ventas. Investigación posterior se necesita para entender las asociaciones con que se dan con la dieta y la salud y para determinar la heterogeneidad de las respuestas para mejorar los resultados de política”.

De los diferentes estudios se comprueba que el consumo de bebidas azucaradas no se acaba con la imposición de impuestos hasta 20%. Se requerirían impuestos muy altos con consecuencias terribles para los hogares de bajos ingresos. De ahí que hay que avanzar en otro tipo de soluciones a las de mercado.

Una concepción neoliberal

Predomina una concepción neoliberal en Colombia como en general en el mundo que se concentra solamente en soluciones de mercado. Se desechan alternativas complementarias de intervención del estado través de normas, regulaciones y prohibiciones y de implementar una política de salud preventiva agresiva y campañas de educación a los ciudadanos.

Conclusiones

Los estudios econométricos muestran que el consumo de las bebidas y productos azucarados no desaparecen con impuestos iguales o inferiores a 20%, con reducción en las ventas a lo mucho 30% para impuestos superiores a 20%. O sea, no se termina el consumo de estos productos a través de la imposición de impuestos a menos que fueren del orden del 100%.

Todos los analistas están de acuerdo que estos impuestos son regresivos ya que afectan más a los hogares pobres.

Debería pensarse en normas que prohíban producir productos con altos contenidos de azúcar, esto es más efectivo que colocar impuestos.

Igualmente, hay que diseñar una política de salud y de información a los ciudadanos para