UN TRAPO ROJO FUERA DE LA VIVIENDA ES EL SIMBOLO QUE SE IDENTIFICAN FAMILIAS QUE REQUIEREN COMIDA Y AYUDA.

18.04.20 – En Colombia, a lo largo de esta semana, se han observado movimientos de protestas para exigir comida. El hambre amenaza los sectores más vulnerables de la sociedad que piden ayudas económicas.

Por estos días de ciudades adormiladas y silenciosas, las ventanas de los barrios más pobres de Colombia gritan ayuda. Trapos, pedazos de tela, disfraces infantiles o camisetas rojas ensartados en palos cuelgan como banderas, como el más doloroso SOS de la pobreza y el hambre.



Empezó en Soacha, a las afueras de Bogotá, el lugar donde habitan cerca de 50.000 desplazados del conflicto armado, el municipio donde hace años el Ejército sacó a un grupo de muchachos pobres, los vistió como guerrilleros y los asesinó; el lugar donde viven miles de migrantes venezolanos y en el que un 36% de la población padece extrema pobreza. Soacha es hoy, por la estela del coronavirus, un enorme cúmulo de trapos rojos.

El alcalde de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga, dijo a la agencia EFE que la mayoría de las personas en ese municipio sobreviven del día a día con trabajos informales. En Colombia, según las cifras oficiales, más del 46% de la población vive en esas condiciones.



Soacha es uno de los municipios con mayor densidad poblacional en América Latina: tiene 290 personas por kilómetro cuadrado y el 36% de su población en pobreza extrema. El alcalde sentenció: «podría morir más gente de hambre que del propio coronavirus».

En la capital, Bogotá, la alcaldesa Claudia López anunció la entrega de un ingreso básico equivalente a 100 euros a 350.000 familias pobres. Sin embargo, la entrega de comida y ayudas económicas aún no llega a todos los que las necesitan.



Rápidamente el grito de auxilio se extendió. Los trapos rojos cobraron vida y se convirtieron en un símbolo de la desigualdad social, pero también en una bandera de la solidaridad. Quienes los colgaban esperaban ansiosos que alguien los ayudara, y quienes los veían y tenían la oportunidad de hacer algo empezaron a golpear las puertas: mercados, medicinas, ropa y dinero empezaban a llegar a miles de familias que con la cuarentena perdieron su sustento diario.

La mayoría de expertos en salud advierten que todavía faltan días para el pico de la enfermedad en Colombia y la Organización Mundial de la Salud pidió a los países que no levanten la cuarentena prematuramente.