Una funcionaria de salud recibe a una paciente en un hospital en Barcelona. Foto: AP

Equipos humanos y aplicaciones de celulares son las fórmulas utilizadas para el seguimiento de contagiados, un sistema fundamental para controlar la pandemia.


Un estudio publicado a mediados de junio en The Lancet confirmó que el seguimiento o rastreo de los positivos de Covid-19 y de sus contactos es fundamental para controlar la pandemia. Los autores del estudio, basado en Reino Unido, descubrieron que incluso si las personas se distanciaban socialmente a un grado moderado, un importante esfuerzo en la trazabilidad de contactos podría reducir la propagación viral en un 66% y, finalmente, eliminar la transmisión.

Ante la ausencia de una vacuna contra el coronavirus, el sistema de trazabilidad cobra gran relevancia. La trazabilidad se refiere a una suerte de labor “detectivesca” que tiene el objetivo de romper las cadenas de transmisión del virus haciendo un seguimiento de los casos positivos e identificando los contactos estrechos de estos. Se trata de una operación que se activa inmediatamente al contar con un resultado positivo de un paciente y que busca determinar todos sus últimos pasos: dónde estuvo, con quién y qué hizo.

Pese a que se trata de un método que los epidemiólogos han utilizado durante décadas para abordar desde enfermedades transmitidas por alimentos hasta enfermedades de transmisión sexual y el ébola, no hay un sistema unificado para esta tarea. Cada país ha impulsado -en una suerte de ensayo y error- su propio método. Según explicó a The New York Times Christophe Fraser, experto en enfermedades infecciosas del Big Data Institute de la Universidad de Oxford, si un poco más del 10% de la población usara una aplicación de rastreo, se podría lograr la reducción de las infecciones.

Corea del Sur

Uno de los ejemplos más efectivos, pero a la vez polémicos a nivel global por la obtención de datos, es el de Corea del Sur. Se utilizaron datos de 28 organizaciones, como la Agencia Nacional de Policía, la Asociación de Financiación de Crédito, tres compañías de teléfonos inteligentes y 22 compañías de tarjetas de crédito, para rastrear el movimiento de personas con Covid-19. El sistema tarda 10 minutos en analizar el movimiento de las personas infectadas. Así, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC) informan al centro de salud pública local cercano a la residencia del ciudadano infectado para que se envíe la notificación a quienes estuvieron cerca del contagiado.

Eso sí, como medida de seguridad, solo los investigadores epidemiológicos de KCDC pueden acceder a la información de ubicación y una vez que la pandemia haya terminado, se eliminará la información personal utilizada para el rastreo.

Nueva Zelandia

Fue uno de los países más aplaudidos por su gestión de la pandemia, puesto que logró declarar que el virus estaba controlado muy tempranamente. Pero su sistema de trazabilidad no fue tan aplaudido por los expertos y se convirtió en un dolor de cabeza para el gobierno liderado por la primera ministra Jacinda Ardern. En un principio, el sistema fue manual y las Unidades de Salud Pública del país atendía hasta 185 casos por día y el Servicio Nacional de Contacto Cercano contaba con alrededor de 100 personas al día en su centro de llamadas para trazar los contactos estrechos de los infectados, quienes eran dirigidos por enfermeras calificadas.

Las presiones de expertos sobre la necesidad de expandir la capacidad de rastreo llevaron a la creación de la aplicación NZ Covid Tracer a fines de mayo, que posibilita un seguimiento rápido y efectivo de contactos mediante la creación de un diario digital de los lugares que visitan quienes están contagiados con el virus. La aplicación es un acompañamiento al método manual de trazabilidad.

Pese a que el uso de esta aplicación es voluntario, el gobierno asegura que “cuanto más neozelandeses descarguen y utilicen NZ Covid Tracer, más efectivo será”.

España

España no cuenta con un sistema unificado de trazabilidad y, por el contrario, cada comunidad debe idear su propio método. Esto ha generado que el país tenga un desempeño deficiente en el rastreo de casos. El informe “Situación de Covid-19 en España”, publicado esta semana por el Instituto de Salud Carlos III, muestra que a nivel general España no consigue detectar a más de tres contactos por cada persona diagnosticada de Covid-19 para hacer un seguimiento. Cataluña y Madrid están a la cola. De hecho, la falta de un dispositivo adecuado en la Comunidad de Madrid fue lo que impidió en dos ocasiones que el territorio avanzara a la fase 1 de desescalada.

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El Ministerio de Sanidad elaboró un protocolo que indica que ante la mera sospecha de un contagio, las comunidades deben poner en marcha el rastreo y a los contactos identificados debe hacérseles también un examen PCR.

Canarias, Andalucía y la Comunidad Valenciana cuentan con un mejor sistema, con una media de identificaciones de 6 y 5 contactos por caso. En la Comunidad Valenciana, el número de efectivos alcanza ya los 1.008 rastreadores. En Cataluña, en tanto, son solo 120 profesionales encargados de localizar y hacer seguimiento de los contactos estrechos, que trabajan repartidos en tres turnos para cubrir las franjas horarias de mañana, tarde y fin de semana. Según detalla El Periódico, una vez el rastreador dispone de toda la información sobre los pasos del caso positivo, efectúa una llamada telefónica a cada una de las personas con quienes estuvo para notificarlos. En esa primera llamada se pregunta si la persona ha experimentado algunos síntomas, se les mantiene en cuarentena y el rastreador se encarga de realizar un seguimiento telefónico.

Eso sí, se ha denunciado que no existe una adecuada coordinación de estos equipos con la atención primaria.

Estados Unidos

La implementación de programas de rastreo de contactos en Estados Unidos también se ha desarrollado de manera desigual entre los estados. Algunos de estos, como Washington, California y Massachusetts, han logrado imponer programas de rastreo con miles de empleados. Son varios los estados que no han querido utilizar una tecnología de Apple y Google, especialmente creada para ello a nivel global, y han optado por un “ejército” humano de rastreadores de contactos que entrevistan a pacientes con Covid-19 para reconstruir sus últimos movimientos. Por ejemplo, Nueva York ha contratado hasta 17.000 rastreadores y California a 20.000. La Asociación Nacional de Funcionarios de Salud del Condado y Ciudad (NACCHO) ha estimado que la nación necesita al menos 100.000 rastreadores de contactos.

Sin embargo, muchos estados no tienen el dinero para iniciar grandes programas de rastreo. En Florida se calcula que se necesitan 291 trazadores por cada 100.000 habitantes, y a principios de julio el estado solo tenía siete por 100.000.

Según información de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos, se están desarrollando esfuerzos coordinados de capacitación a nivel nacional para el personal de seguimiento de contactos, incluidos investigadores de casos, rastreadores de contactos y supervisores.

Brasil

Al igual que EE.UU. y España, Brasil no tiene un sistema a nivel nacional y cada estado busca la mejor opción. Sao Paulo, por ejemplo, anunció a principios de mes que está mejorando el monitoreo de casos de coronavirus mediante la integración de plataformas tecnológicas relacionadas con el sistema de salud y la estandarización de protocolos. La nueva herramienta permite contactar a todas las personas que han tenido contacto con casos confirmados durante más de 15 minutos en los últimos 14 días y solicitarles que se queden en casa. El estado de Goiás, en tanto, puso a disposición una aplicación móvil.

Perú

El 31 de marzo el gobierno de Martín Vizcarra aprobó la “Directiva sanitaria para la vigilancia epidemiológica de la enfermedad por coronavirus en el Perú”, para oficializar el procedimiento de rastreo. Funciona a través de una ficha de identificación que deben llenar los especialistas con la información sobre el contacto estrecho y se habilitó una plataforma web. Según El Comercio, actualmente operan más de 900 equipos de “respuesta rápida constituidos por personal que realiza la función epidemiológica (investigación de casos sospechosos, investigación de contactos, toma de muestra y diagnóstico de casos Covid-19 entre otras funciones)”.

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