Diego Otero Prada

Presidente Asociación Colombiana de Economía Crítica-ACECRI  y miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas-ACCE

 Es claro que las bebidas azucaradas y los productos ultra procesados son dañinos para la salud de las personas y causan gastos adicionales en salud.

La pregunta es cuales son las medidas efectivas para eliminar su consumo. Hasta hoy, la alternativa preferida por el pensamiento ortodoxo es la de colocar impuestos.

Hay cuatro alternativas para considerar:

1. Colocar impuestos

2. Prohibir su consuno

3. Campañas de conciencia ciudadana

4. Una mezcla de las anteriores

Los estudios econométricos  que estudian la relación entre aumentos en los precios a través de impuestos y el consumo de bebidas azucaradas muestran que este se reduce en máximo 20% ante impuestos no superiores a 10%. En esto hay un concepto que se llama elasticidad de la demanda al precio, es decir, en cuanto se reduce el consumo  por un determinado incremento en los precios. Por ejemplo, si los precios se aumentan en 10%, el consumo se reduce en 10% o más o menos? En Colombia no hay ningún estudio.

La mayor eliminación del consumo de bebidas azucaradas requerirá impuestos muy altos, que ante la falta de sustitutos  perjudica a los más pobres.

De los estudios se concluye que los impuestos a las bebidas azucaradas no eliminan su consumo  en forma apreciable.

O sea, perecería una idea correcta colocar impuestos, pero en la práctica no funcionan, y las empresas del negocio del azúcar siguen  campantes.

Esta solución de impuestos debe ir acompañada de una campaña muy agresiva de conciencia ciudadana sobre los peligros del azúcar y utilizar los recursos obtenidos con los impuestos  para estos propósitos.

La alternativa de prohibir la producción de bebidas azucaras es inmediata y es la mejor opción. Por lo tanto, esta alternativa es totalmente eficiente. Por supuesto, se enfrenta a la industria del azúcar, pero aquí debe predominar el interés general al interés privados.

Hay otra solución que es la de colocar impuestos para las bebidas azucaradas con menor contenido de azúcar y prohibirlas para las que superen un nivel máximo de azúcar.

Debe quedar claro, que los impuestos no eliminan el consumo de las bebidas azucaradas, en el mejor de los casos una reducción de 20% a menos que los impuestos sean bastante altos. Es decir, la solución de mercado no es eficiente.

Esto deben tenerlo en cuenta los congresistas. En esto como en muchas cosas no se pueden descartar los estudios que son muy claros que la solución de mercado tan querida por los economistas ortodoxos no resuelve el problema de las bebidas azucaradas.

Queremos eliminar estas bebidas azucaradas, pero somos conscientes que nos enfrentamos a una industria de productores de azúcar que insisten en que los ciudadanos se envenenen por seguir sus deseos de ganancia.

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