Diego Otero

El poder, como decía Foucault es una bestia magnífica, pero se la puede derrotar.

   Hoy, con la pandemia, el poder macro, la del gobierno nacional, y el micro, el de los alcaldes y gobernadores, están desorientados. Los cogió la pandemia y tiran para todos los lados sin dar nunca en el blanco. El presidente Duque como la alcaldesa López, que nunca habían tenido un puesto administrativo, los tomó la pandemia impreparados. Primero aceptaron las absurdas y anticientíficas proyecciones del Imperial College y de asesores suizos, entraron en pánico, y comenzaron como única medida la de la cuarentena, diría que se apresuraron, el 16 de marzo en Bogotá y el 24 de marzo en todo el país.

 Además, encontraron a una salud pública vuelta pedazos, acabada, objeto de los corruptos, y un sistema privado ineficiente y para los privilegiados.

   Llevamos cinco meses y la epidemia sigue su curso y las cuarentenas no han servido para nada. Las autoridades no tienen sino como estrategia el encierro y destruir al país. No han entendido que toda epidemia tiene su lógica, y se desarrollará independiente de lo que se haga. Es una ley física, científica, que no se puede cambiar.

   Veamos las locuras del poder macro y micro.

  1. La cuarentena. Es la única estrategia que adopta el poder. Van cinco meses y la curva de contagios, de acuerdo con los datos pasados, no logra quebrarse. Al comienzo, los países no tenían experiencia y adoptaron en la mayoría de los casos la llamada cuarentena, aunque con muchas diferencias por países, con las locuras propias de los países subdesarrollados de Latinoamérica.

   No es cierto como dicen el poder y sus asesores en Colombia, que las restricciones fueron muy rígidas en Europa. Todo depende del país que se analice. En Alemania, las restricciones no fueron fuertes. La gente podía salir sin tantas molestias como en Colombia, sin picos por cédula o género, en distancias de por lo menos un kilómetro alrededor de su hogar. Lo mismo en Francia. Pero tomaron medias sanitarias y sociales muy diversas y de fuerte efecto para entrar rápidamente al quiebre y reducir los impactos económicos negativos sobre la gente. En Colombia hay una total desinformación por el poder, los medios, los epidemiólogos y los médicos para justificar sus errores y desastres.

    Ya no es la estrategia apropiada la cuarentena porque la experiencia de los países exitosos y de los que tuvieron problemas al comienzo muestra que hay otras formas de combatir el Covid-19. Primero, tener una estrategia integral sanitaria y social. Y, porque, no se pueden tener cuarentenas largas y generalizas ya que se destruyen la economía y la gente.

   Hay grandes diferencias entre Europa y Colombia. Allá hay toda una red de solidaridad y un sistema de salud superior al nuestro. Hay muchas ayudas para los ciudadanos, comenzando por el más importante, el subsidio al desempleo, que permite que el ciudadano pueda resistir restricciones sin necesidad de protestar y de salir a la calle para ganarse el pan.

   Colombia es muy diferente, así que una verdadera estrategia requiere ingresos para los desempleados y los millones de informales, no limosnas como lo hacen para parte de la población, sino un ingreso, por lo menos igual al salario mínimo. Y para miles de miles de pequeños negocios, debería habérselos ayudados con pagos a los salarios o ingresos a los dueños de los negocios, no con préstamos, política equivocada para estos tiempos.

   Desde el punto de vista sanitario, son muchas las medidas a tomar. Primero, testeos masivos pero focalizados, con resultados inmediatos para el mismo día o el siguiente. Control de los infectados, aislándolos inmediatamente y chequeando sus contactos, lo que se llama trazabilidad.

    Centrarse en los focos, no en grandes aglomeraciones. Desde un punto de vista de eficiencia esto no tiene sentido. Así, en Bogotá por qué encerrar a todo Usaquén si hay zonas que se comportan bien, en lugar de ir a los barrios donde el sistema georeferenciado debe saber dónde se concentran los casos. Esto es más eficiente que encerrar a millones, con todos los problemas que esto causa a la salud mental de las personas y los graves perjuicios económicos que engendra.

  Además, hay un fenómeno perverso. Al cerrar localidades y no todo Bogotá, hay desplazamiento de las personas de las zonas de encierro a las que no lo tienen, especialmente de los informales y vendedores ambulantes. Esto me recuerda la teoría de diseño de las tarifas del sector eléctrico, que para reducir el pico se cobran tarifas más altas para que los consumidores se desplacen a los valles.

  Siempre oímos la cantaleta que están defendiendo la vida. Esto es pura carreta, es la ideología para justificar los impulsos internos de los autoritarismos de nuestros gobernantes. Es el deseo de controlar los cuerpos en el tiempo y en el espacio.

  • El gran argumento es que hay que reducir la movilidad. Lo mencionado anteriormente muestra que en la realidad esto no se cumple totalmente. Pero, el tema ya no es reducir la movilidad, porque si esto es así, significa parar las ciudades y acabar más con la economía. Lo importante es tener estrategias diferentes, más eficaces, que ya se conocen, de testeos, control y trazabilidad, de concentrarse en los sitios de brotes, no en localidades enteras, ni siquiera en barrios; de autocuidado, de educación ciudadana, de vincular a la comunidad para el control de actividades que promueven el contagio; de controlar sitios como  plazas de mercado, ancianatos, locales de las fuerzas armadas, poblaciones indígenas; de ayudas económicas, de distribución gratuita de mascarillas y jabón. El argumento no puede ser más el de reducir la movilidad. En Bogotá, es muy difícil probar que reducirla disminuye el contagio, por la movilidad entre localidades. Puede parecer que se reduce en Kennedy, pero el desplazamiento a otras localidades, sin controles, da lugar a que en estas aumente el contagio. Si este es el argumento, habrá que encerrar por muchos meses a Bogotá.

 Con el argumento de reducir las interacciones nunca se podrá abrir Colombia. El problema es diferente, es como evitar los contagios con las medidas que se han venido planteando, que incluye un autocuidado serio de todos, testeos, control, trazabilidad, y otras que se mencionan en este artículo. Si se continúa con este argumento, que es que lleva seis meses diciendo la alcaldesa Claudia López, habrá que encerrarnos para siempre y acabar al país para darle gusto al narcisismo.

  • La salida de una sola persona por familia. Medida tonta, ineficaz e imposible de controlar. Cómo saben, por ejemplo, si yo salgo con mi esposa, ¿que ella es mi señora?  Son medidas sin sentido, que la gente se ríe, y quedan mal las autoridades.  Además, es una medida que tiene efectos sociales y síquicos para algunas personas que requieren ir en pareja o compañía. Romper los lazos sociales es algo muy grave que no tienen en cuenta los médicos  y epidemiólogos que asesoran al poder  panóptico.
  • Toques de queda y leyes secas. ¿Cuál es el objetivo? Supuestamente controlar la movilidad. Bueno, la ley seca es inútil cuando es una medida rutinaria. La gente aprende y quiebra la norma. ¿Cómo controlar que en un hogar se toma trago? ¿Cómo controlar las fiestas? Ahora, por razones de salud es importante tomar una o dos copas de vino por día. Es parte de lo que se llama la dieta mediterránea. Además, la ley seca da lugar a las ventas ilegales de bebidas alcohólicas.

   El toque de queda, lo mismo, se supone que se trata de que la gente no salga. Si es para por las noches, tiene poca utilidad. Hoy en Colombia, por lo menos en las grandes ciudades, por razones de seguridad, la gente no sale por la noche. Y si es por el día, es ir contra la gente y sus derechos humanos, Y habría que hacerla efectiva por semanas, lo cual es imposible. Apenas terminado el toque de queda, la gente vuelve a salir. El toque de queda es parecido a la cuarentena de Bogotá que no se puede salir sino para ir al mercado, el médico, los bancos o las droguerías.

  Son todas medidas que repetidas se vuelven perjudiciales.

  • Salida por cédula. Si el objetivo supuesto es el de controlar que la gente se movilice, o que se disminuya la congestión en los centros comerciales y comercios, es dudoso que se reduzca la movilidad, porque la gente se aglomera los días de la cédula.  Nadie sale a hacer mercado todos los días, a las farmacias, o a los bancos, así que en realidad no modifica la movilidad. Me gustaría que me mostraran los estudios de cola. Pero sí causa muchos problemas para realizar las actividades sociales y da lugar a complicaciones para llevar a cabo ciertas diligencias que se dan en días muy específicos.
  • Las actividades comerciales solamente pueden abrirse después de las doce del día, caso Bogotá. Esta medida es bastante absurda. Lo mismo, quieren evitar la congestión, logran lo contrario porque la gente se congestiona menos si los comercios abren a las 9 de la mañana que después de mediodía, ya que hay más horas para moverse. Medida no pensada bien
  •  Solicitud de datos personales. Varios establecimientos, especialmente las librerías y papelerías piden información privada como correos, direcciones y teléfonos. ¿Para qué? ¿Para hacer seguimiento a contagiados? Por favor, esto sí que da risa. Además, es una violación de derechos a la intimidad, va contra el habeas data
  • Encierro por localidades. Lo he dicho repetidamente, no tiene sentido. Habría que encerrar a toda Bogotá otras semanas más o meses. Miren lo que pasa, tengo mis experiencias. Vivo en la zona de Unicentro. El día miércoles 12 de agosto fui a lustrarme los zapatos y le pregunté al lustrabotas de donde era, me dijo que vivía en Suba y que como allá estaban en encierro, necesitaba trabajar, y se vino para Unicentro. Le pregunté cómo estaba la situación y me contestó que la gente se burla del encierro. Le pregunté qué hacía la alcaldía local. Sorpresa, me dijo que estaba cerrada y que no se podía hacer ninguna diligencia. Pregunto si hay brigadas del distrito. Respuesta: solo hay policías. Pero, a continuación, me dijo, pero por las noches, cuando no hay policía, la gente sale a las tiendas a tomar trago. Es un ejemplo de que estos encierros son una burla.
  • Restricción a hospitalizaciones diferentes a las del Covid-19. Esta sí es una medida propicia para matar gente. Y esta restricción se aplicó a comienzos cuando la disponibilidad de camas era suficiente. Es decir, aquí se esta dando la paradoja que se puede morir por cáncer o lo que sea, qué no importa, que lo que vale es solamente el Covid-19. Esto me parece propio de mentes muy confundidas que el Covid-19 las perturbó.
  1. Se piensa abrir restaurantes en Bogotá en lo que se llama las terrazas, es decir, afuera, en las aceras, en ciertos sitios escogidos. Primera observación, es discriminatoria, porque se selecciona algunos lugares, y ¿el resto, qué? Esto se hizo en París, después de mediados de mayo, pero fue para todos los restaurantes, no fue para sitios especiales, ni se cerraron vías. O sea, tenemos un remedo ridículo de lo que se hace en Francia y Europa. Además, hay una gran diferencia, allá no hay centros comerciales como en Colombia, donde la gente va a los restaurantes y cafés. Igual, medidas mal aplicadas. Lo lógico es permitir a todos los restaurantes y cafés, nada de sitios especiales. Es desigual, inequitativo y sujeto a tutelas, tal como pasó con la rebelión de las canas.
  1. Hay muchas ridiculeces a nivel micropoder. Yo voy a Unicentro al café Juan Valdés, compro mi capuchino, pero tengo que salir de Unicentro para tomármelo. Cuál es el problema, cuando se pueden colocar sillas separadas cada dos metros. Por qué para el sector financiero si se permite, y no para los cafés o restaurantes. Ah, porque el sector financiero es el que manda. Terrible, oponerse a Luis Carlos Angulo Sarmiento. Así, otra medida sin sentido e inequitativa.
  1. Esta es una de las pandemias más largas del mundo por su mal manejo, que ha permitido que el poder macro y mico creen miedo, bajo el supuesto que están defendiendo vidas, cantaleta que siempre repite nuestra alcaldesa autoritaria, y entonces hacen lo que quieren sin ningún control. Para nada sirven los partidos, ni los sindicatos, nadie protesta, todos están bajo el dominio del poder, les da miedo criticar por temor a que los autoritarios los ataquen porque los acusan que están contra la vida. Este es el sonsonete.  Y el poder ha utilizado bien esta pandemia para sacar todo tipo de decretos, aprobar leyes en el congreso, hacer nombramientos, ascender a militares dudosos, elegir lo que desee el poder nacional, privatizar, hacer todo lo que quiere el poder representado por Duque.
  1. Todo es contradictorio, porque a la vez se ha dado una disolución del poder nacional impresionante. Cada alcalde y gobernador hace lo que quiera. No hay directrices ni estrategias nacionales, sino que todo se deja al arbitrio de los gobernantes locales, que se han vuelto verdaderos dictadorcitos. Por ejemplo, qué tal la medida del gobernador de Antioquia, que no se puede salir a hacer mercado, y que todos los alimentos se deben pedir por internet, un verdadero dictadorzuelo local, medida antitécnica, irracional y antisocial.
  1. Hay en mi opinión un irrespeto total de los derechos humanos, violación que el poder dominante defiende bajo el argumento del miedo, del pavor, que porque están defendiendo vidas. Esto no ha ocurrido en Europa, ni en Estados Unidos, ni en Canadá, ni en Oceanía, ni en muchos países asiáticos. Esto solo se da en estas repúblicas de opereta latinoamericanas.   
  1. Las proyecciones. El poder nacional y local se ha valido de absurdas proyecciones que cualquiera con cuatro dedos en la frente entendía que eran y son absurdas. Yo lo escribí desde un comienzo. Estas proyecciones de los epidemiólogos han fracasado en todo el mundo, han llevado a decisiones erróneas. Pero ahora resulta que hacer malos diagnósticos es bueno, según la alcaldesa Claudia López, la directora del INS y el ministro de salud. Es una nueva teoría científica. Ahora es necesario hacer malos diagnósticos para tomar decisiones.

         Todos los días cambian de diagnóstico. Hablaban de que, en julio se llegaba al quiebre, luego que en agosto y ahora que en octubre. Y la alcaldesa pronostica que tendremos mascarilla para un año. Todos son agoreros de malas noticias, profetas que se equivocan, sembradores de pánico para sus propósitos autoritarios.

      Hacer pronósticos de la pandemia es casi imposible, a lo mucho predecir que puede ocurrir en una semana o quince días. Pero, en Colombia, las cifras de contagiados, por la demora en los resultados de las pruebas, tienen retrasos de, por lo menos, un promedio de 7 a 15 días, así que lo que hoy se dice es lo que ocurrió antes. Así es muy difícil saber lo que sucede en la actualidad y tomar decisiones correctas. Se está en lo que se llama un ambiente incierto.  Ante esto, hay que ser muy prudente y pensar muy bien cada decisión, lo que parece no sucede con nuestros poderes maco y micro que pontifican irresponsablemente.

  1.  Termino, repitiendo hasta el cansancio, que no se requieren cuarentenas indiscriminadas y generales. Hay muchas medidas que deben tomarse para disminuir los riesgos del contagio y las muertes.  Estas son:

i mascarilla obligatoria en los lugares públicos y encerrados

ii lavado de manos con jabón, nada de gel antibacterial, sino agua y alcohol

       iii distanciamiento social

     iv testeos, control y trazabilidad

     v control focalizado de brotes

     vi vinculación de la ciudadanía

     vii educación

     viii ayudas monetarias

     ix distribución gratuita de mascarilla, jabón y alcohol

     x control a puntos de brotes, no a localidades enteras, ni barrios, ni municipios

     xi vigilancia a plazas de mercado, cuarteles, centros de salud, ancianatos, poblaciones indígenas, afros

    xii mejorar la salud pública con una fuerte inversión, esto si disminuye el riesgo de muertes

    xiii formalizar el trabajo de los servidores de la salud

    xiv salarios decentes para el personal médico y paramédico

    xv abolir la ley 100

    xvi acabar con el elitismo

      xvi establecer el control ciudadano al poder nacional y local

       xvii vincular expertos de diferentes tendencias, fuera de los epidemiólogos, como economistas, sociólogos, sicólogos, siquiatras, expertos en proyecciones, líderes sociales

      xviii acabar con el elitismo

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