Diego Otero Prada

Como Trump, Iván Duque es bastante inepto e irresponsable en casi todos los frentes.

Sabotea el proceso de paz pues hace todo lo posible por debajo de la mesa para su incumplimiento.

En lo económico favorece a las compañías a punta de subsidios y rebaja en impuestos.

En política internacional es un verdadero desastre. Su papel es el de un perrito faldero de Trump. Su equipo de relaciones exteriores es mediocre, comenzando por el embajador Francisco Santos en los Estados Unidos, el Ministro de Relaciones Exteriores Carlos Holmes Trujillo y el reaccionario y fundamentalista  católico Alejandro Ordoñez.  Todos son halcones, amigos de la beligerancia, de la guerra fría, de la intervención en Venezuela tal como su par John Bolton destituido por Trump por guerrerista.

¿Qué van  a hacer ahora? Jugaron con la guerra, con ser Colombia el instrumento guerrerista contra Venezuela, el francotirador, apoyaron y apoyan a un don nadie como Guaidó, y a pesar de todas las declaraciones pomposas, bloqueos diplomáticos, económicos y financieros, Maduro sigue ahí.

El gobierno de Duque apostó mal y ha perdido. La imagen de Colombia en el exterior está muy mal. Somos los siervos de los Estados Unidos. El gobierno jugó candela y se chamuscó.

Qué espectáculo tan triste el de Guaidó ayudado por los paramilitares narcotraficantes de la banda de los Rastrojos para entrar a Colombia desde Venezuela y recibido con todos los honores como un jefe de  estado, con alfombra roja y Guardia Presidencial. Esta una prueba clara de la intervención del gobierno de Iván Duque en los asuntos internos de Venezuela y de instigación a la creación de disturbios.

Cómo esperan que el gobierno de Maduro se quede quieto. Es de  lógica que si te atacan usted se defiende y ataca. Es natural, entonces, que apoyen a los Elenos y a las disidencias de las Farc.

Adicionalmente, hay grupos de oposición no radical, diferente a los de Voluntad Popular de los extremistas Leopoldo López y  Guaidó que están negociando con el régimen de Maduro, y hasta el mismo gobierno de los Estados Unidos, sin que se pida opinión a Colombia, que por lo que se sabe, se alinea con la posición de no negociar.  Otro grave error diplomático.

En fin, que desastre la política internacional de Colombia llevada por el odio, el hígado, y no  por la racionalidad y el verdadero interés de Colombia.

Nuestro papel debe ser, como el de México, neutralidad en los asuntos internos, no intervención, y facilitar soluciones políticas y nada de hacerle el juego a los intereses de las multinacionales del petróleo estadunidenses que no tienen ningún interés en la democracia, ni en los derechos humanos ni en el bienestar de los venezolanos.

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