Diego Otero Prada

Como demócrata progresista que soy, apoyo a todos aquellos que tienen una visión democrática y progresista. Así como defiendo a Iván Cepeda, Jorge Enrique Robledo, Alexander López y muchos líderes políticos y sindicales que son atacados por las clases dominantes, las fuerzas extremistas de derecha del Centro Democrática, los conservadores y los medios de comunicación del sistema, defiendo a Gustavo Petro.

  El líder de Colombia Humana es el dirigente político más odiado por la clase dirigente, el uribismo extremista, los conservadores de todo pelaje, los medios de comunicación del sistema, el fajardismo y muchos de los que se dicen de centro pero que en realidad al final terminan por ser de centro derecha o de derecha.

  El ejemplo más claro a nivel internacional es el de Emmanuel Macron, presidente de Francia, que se lanzó al ruedo político con la consigna ni de izquierda ni de derecha, sino lo mejor de cada uno, dando a entender que su posición era de centro, pero ya en el gobierno es un presidente de derecha y el representante del sistema para las próximas elecciones presidenciales.

    Petro no se ha declarado de izquierda, sino que se presenta como un personaje democrático y progresista. Su programa y sus posiciones son las de un liberal de izquierda tipo Jorge Eliécer Gaitán o el de un social demócrata europeo tipo países nórdicos, que construyeron un estado de bienestar que ha dado progreso, paz y tranquilidad a sus ciudadanos. Sus propuestas son moderadas, pero los que lo critican parece que no las han leído. Para este país, cualquier propuesta de cambio se tacha de radical, de polizadora, de promover la lucha de clases. El sistema es muy ciego en Colombia.

   Gustavo Petro es demonizado por la derecha, el llamado centro y una serie de periodistas e intelectuales supuestamente progresistas como Daniel     Coronell, Antonio Caballero y otros que posan de centro y de ser de avanzada. Es el político más calumniado, el más objeto de falsas noticias, fake news, se le calumnia de todo, se le acusa de polarizar, de promover la lucha de clases, de qué no se le ataca. Es, prácticamente, un demonio.

  Entre los periodistas, la chapetona franquista de extrema derecha, la señora Salud Hernández Mora, que le dan una columna en Semana donde muestra hiel, groserías, insultos y calumnias a todo vapor al que le huela de izquierda, se dedica a atacar a Gustavo Petro constantemente. No entiendo como una revista permite que se diga tanta basura. Una cosa es la discrepancia y otra es la bajeza en los artículos.

  El último artículo aparecido en la revista Semana de la edición del 13 al 20 de septiembre es realmente una aberración. Es una calumnia llena de odio, de mentiras para Petro y los jóvenes asesinados y abusados por las fuerzas de la policía y de civiles que disparaban, no entiende la reacción natural de los ciudadanos frente a los asesinatos y abusos de las fuerzas represivas, de años de frustraciones, de inequidades. Su solución es muy sencilla: insultarlos, calumniarlos y enlodarlos.

  Esta señora como muchos otros no entienden que la lucha de clases ahora se da de arriba hacia abajo. Que son los capitalistas los que persiguen, explotan, bajan salarios, destituyen y persiguen a las clases bajas. Ya muy bien lo han dicho varios multimillonarios conscientes, que ahora la lucha de clases es de los de arriba haca los de abajo.  

     En El Tiempo, son muchos los periodistas dedicados a enlodar a Gustavo Petro, pero menciono a dos específicamente, a la derechista María Isabel Rueda y a Mauricio Vargas, que constantemente atacan a Petro con calumnias y desinformación sobre sus trinos y sacándolos fuera de contexto. En El Espectador, tenemos al periodista Felipe Zuleta que no desaprovecha ocasión para lanzar vituperios contra Petro. Bueno, digamos que los ataques de estos tres periodistas no son tan groseros ni muestran el odio bajo de la chapetona.

  Es un pesar que la lucha política se haga de esta forma, pero esto es propio hoy de la derecha, que es la que subvierte el orden, la que impulsa las represiones, la que pide mano dura.

  Señora chapetona, usted debería regresar a su país, para que destile su hez allá junto con los militantes del partido extremista Vox y se dedique a insultar a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias, pero estoy seguro de que no le permitirán atacar a estos líderes como lo hace con los colombianos que usted odia.

   Qué pena que Semana le de las páginas a esta periodista tan vulgar.

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