La influencer chilena, autora de «Confesiones de una soltera», apareció en el estudio que el gobierno entregó a Fiscalia para analizar la supuesta injerencia extranjera en el estallido social. En conversación con CNN Chile, Molina consideró «una ridiculez» el análisis y cree que «desvía el foco de lo importante».
En su edición del domingo 22 de diciembre, La Tercera dio a conocer los detalles de un documento de 112 páginas que el gobierno entregó al Ministerio Público con el fin de apoyar la investigación sobre la presunta intervención extranjera a partir del 18-O.
El informe, definido por el ministro Blumel como “información extraordinariamente sofisticada”, ausculta el comportamiento de cerca de 5 millones de autores en redes sociales desde el inicio del estallido social hasta el 21 de noviembre (día en que se invoca la Ley de Seguridad Interior del Estado).
Dentro de los resultados -que dan cuenta de tweets de Telesur e Ismael Serrano-, aparece definido el perfil de los jóvenes que protestan (“son aficionados al K-Pop”), los cuales -señala el documento- están “altamente influenciados” por personalidades como Mon Laferte y la comediante chilena Paola Molina.
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Molina es quizás la menos famosa del listado de nombres aparecido en el estudio. Se hizo conocida gracias a un popular fan page de Facebook llamado “Confesiones de una soltera”, que luego convirtió en un libro publicado en 2017 por Penguin Random House. Este 2019 editó su segundo trabajo, Ciudad satélite, bajo la misma editorial.
Hoy, con 29 años, Paola se dedica al stand-up comedy y es muy activa en redes sociales, sobre todo en Twitter, donde critica con tono irónico la tesis de que detrás de la crisis social hay injerencia extranjera.
En conversación con CNN Chile, la influencer cuenta que se enteró de la publicación la mañana de ese mismo domingo. Despertó a las 11 de la mañana con el celular llenó de notificaciones y de WhatsApp de gente que no ve casi nunca. Lo primero que pensó es que la habían funado.
—Empecé a recapitular sobre por qué me pueden haber funado y dije ‘si yo no he hecho nada’, pero todavía no me atrevía a leer los mensajes, porque eran muchos. Después pensé que me había ganado el Kino, pero cuando vi la noticia fue como “¡¿qué?!”. Era como un gran meme —relata.
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—¿Te sentiste asustada o te dio risa?
—Mucha gente que sabe que tengo crisis de ansiedad y que siempre pienso que me
va a pasar algo malo estaban preocupados, creyendo que me iba a dar miedo, pero
me pasó todo lo contrario. Encuentro que fue demasiado ridículo.
—¿Por qué?
—La gente a la que de verdad están investigando es gente de pueblos
originarios, personas que están luchando contra las zonas de sacrificio o
contra la privatización de los recursos naturales. Ellos son los que están como
en “primera línea” de investigación y eso lo hacen para callado. O sea, si una
informe así de ridículo se filtró en un diario como La Tercera, no
tengo nada de qué preocuparme. Todo lo contrario, es una bomba de humo.
—¿Qué piensas del informe en general?
—Es que es una ridiculez ese informe. Creo que el gobierno, desde el primer
mandato de Piñera, viene haciendo cosas que parecen muy ridículas para que
acaparen la atención mediática, para que acaparen los memes y las risas.
Desvían el foco de lo importante, de lo serio y de lo profundo, porque no
imagino que ellos piensen que ese es un informe real. Es como si lo hubiese
hecho un niño de 11 años muerto de la risa.
—Frente a la hipótesis de una intervención
extranjera, ¿qué opinas?
—Es que el gobierno ocupa ese tipo de estupideces para hacernos creer que hay
agentes externos que nos están adoctrinando y la verdad es que la movilización
y las manifestaciones ocurren porque estamos cansados, enojados, resentidos y
muy indignados con las condiciones de vida que tenemos y con que el Estado no
nos garantice nada por el hecho de ser personas. Quizás viven en una
burbuja de gente cuica que nunca se conecta con la realidad y
que cree que tienen que pagarnos para voluntariamente sacrificar comodidades en
pos de un bien común. Eso los puede tener muy sorprendidos y la verdad es que
solo nos mueve la pena y la rabia estructural que hemos vivido desde que somos
niños. Si le pides a un sociólogo que te asesore y es un cuico que
también se crió en una burbuja, que nunca ha bajado de Plaza Italia, que no
anda en Metro, los análisis que van a hacer serán siempre bastante ridículos.
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“Mi familia casi que se sintió orgullosa porque salí en el diario”
—¿Cuáles crees que fueron las razones por las que
apareces en el estudio?
—Yo, desde mucho antes de la crisis, hago un podcast (Aló, Solte) donde hablamos temas políticos, de forma muy pop,
con invitadas expertas en temas, escuchamos la voz de la gente. Quizás también
por el libro que escribí este año que habla de cómo la dictadura permea la
clase media. No sé si tendrá que ver con eso, pero también escribo harto en
redes sociales sobre Pinochet y Carabineros. A veces de forma chistosa, a veces
sobre memes, otras desde reflexiones o desde cosas que estudié desde mi campo
de estudios que es el Diseño.
—Por algoritmo.
—Trabajé de community manager y me imagino que lo único que hicieron fue buscar
las palabras más usadas y obvio que salgo en esa viralización, en redes
sociales a veces se viralizan las cosas que digo, pero puede ser hasta un meme.
Creo que uno de los post más conocidos que he hecho estas semanas fue uno de
“Cachitas en tiempos de revolución”. Entonces, puede ser que esa estupidez, por
algoritmo, les haya aparecido menciones a Carabineros desde mi cuenta
ridiculizándolos.
—¿Qué te dijo tu familia cuándo vio que apareciste
mencionada en el documento?
—Mi familia quedó súper descolocada, como “¿la Paola por qué está acá?”, ya ni
siquiera desde el miedo. Era todo tan ridículo que casi que se sintieron más
orgullosos porque salí en el diario, porque no daba ni para preocuparse.
Realmente la gente que están investigando no está en La Tercera y
no son gente que se expone en redes sociales.
—¿Te sientes tan “influyente” como menciona el
informe?
—No. Como te dije, trabajé de community manager y sé que buscaron a las
personas que más repiten palabras. Yo hago muchos chistes desde lo absurdo
sobre Pinochet o Piñera. Entonces, puedo aparecer, porque de verdad los ocupo
mucho, pero imagino que estoy haciendo la misma pega que estamos haciendo casi
todos los que nos gusta ocupar redes sociales en pos del movimiento. Tampoco
soy como una líder ni mucho menos. Considerarme una persona de izquierda y que
habla desde la desigualdad es el lugar que elijo, pero igual que muchísima otra
gente, otros comediantes y por sobre todo con muchísimo menos rigor que compañeros
periodistas que están trabajando en medios independientes y que están haciendo
una pega mucho más importante.
—Pero igual tienes hartos seguidores
en Instagram y Twitter. ¿Crees que por ahí te pueden considerar más
influyente?
—Yo creo que es porque estoy obsesionada con hablar de Pinochet y Piñera para
todo. De verdad tengo el podcast donde relacionamos mucho los temas con
Pinochet, desde cómo nos criaron, trancas familiares, relaciones sexo-afectivas
incluso, de cómo se condecían con la dictadura. Entonces, más allá de “vamos a
la calle a dejar la zorra” me interesa mucho meter a Pinochet en
todas, porque primero me da risa y segundo porque la culpa de todo es de
Pinochet.
—¿Aparecer en el informe cambiará tu comportamiento
en redes sociales? ¿Pasarás a ser más mesurada, más crítica o igual que como lo
has sido hasta ahora?
—Igual, exactamente igual. Lo que sí es que me dieron mucho material nuevo para
hacer stand-up y están saliendo cosas chistosas. Así que lo voy a tomar por ese
lado, porque el informe es tan ridículo. Piensa que me hice conocida porque mi
página se llama “Confesiones de una soltera”. De hecho, ¿sabes qué es lo más
chistoso? Que en mi Instagram escribo mucho de cuando me llega la regla o de
los fluidos vaginales. Me da risa imaginar que una persona tuvo que revisar mi
perfil. Esa persona debe haber pensado “¿por qué estoy haciendo esto, por qué
estoy trabajando en esto?”.