POR OLGA L. GONZÁLEZ

Contrasta la movilización francesa con Colombia, donde la mano neoliberal quiere transformar el sistema de pensiones en uno de capitalización, donde los intermediarios financieros sacan sustanciosa tajada del trabajo de los cotizantes.

El 5 de diciembre comenzó la gran huelga en Francia. Transporte férreo y urbano casi nulo, escuelas cerradas, universidades bloqueadas, (aero)puertos en operación “caracol”, refinerías a media marcha, hospitales, jueces, estudiantes, sindicalistas, bomberos, ciudadanos protestando en las calles. La huelga amenaza con prolongarse durante varios días, quizá semanas.

¿El motivo de esta gigantesca movilización? La reforma pensional del gobierno Macron. Una reforma que implica el fin de los regímenes especiales (como el de los empleados de la compañía ferroviaria o de la industria de energía); la introducción de un sistema de cálculo de pensión por puntos (un mecanismo basado en un método de cálculo individualista, donde los altos salarios salen privilegiados); el cambio en el modo de calcular el promedio del salario de los trabajadores (lo que penalizaría las carreras profesionales actuales, llenas de cortes debido a la flexibilidad del mercado laboral y el desempleo); la dificultad de jubilarse a la edad legal (62 años) para tener una pensión correcta y la incitación a seguir trabajando hasta los 64 años. Existe, además, gran incertidumbre sobre el modo de cálculo de los “puntos de jubilación” (se teme que lo que promete hoy el gobierno será modificado mañana).

La reforma pensional es un tema técnico, pero no por ello deja de interesar y movilizar a la ciudadanía. Los economistas, sindicalistas, periodistas se toman el trabajo de explicar, con ejemplos muy concretos, los efectos de esta reforma y sus implicaciones. El tema no queda sólo en manos del gobierno, que presenta las cosas a su acomodo o las deja en una nebulosa de la que él, solo, tiene la clave. De hecho, una de las críticas fuertes al gobierno es la opacidad de puntos clave de la reforma.

La fuerza de la movilización se explica por la riqueza de la sociedad civil. Desde muy diferentes sectores, expertos, menos expertos, partidos y apolíticos se han puesto a analizar las consecuencias de esta reforma. Los franceses se informan. Cerca del 60% apoya el movimiento, muchos salen a la calle.

Contrasta esta fuerte movilización con lo sucedido en Colombia, donde reformas mucho más profundas y lesivas para el interés general han sido aprobadas sin verdadero debate público, o donde se busca deslegitimar las causas de la movilización social, como sucede en estos días. La principal reforma pensional en Colombia se hizo ya hace más de 20 años y ahora quiere ser completada. Se inspiró en la de Chile, que fue aprobada en tiempos de dictadura por el hermano del que es (aún) presidente en ese país.

En Colombia, la mano perversa neoliberal quiere transformar el sistema de contribución por reparto o de “prima media” en un sistema de capitalización, donde los intermediarios financieros sacan una sustanciosa tajada del trabajo de los cotizantes (además de la comisión explícita cobrada por las AFP, aproximadamente $ 1,5 billones anuales, el sistema financiero le causa costos fantasma al saldo pensional del 2,5% anual, unos cinco billones de pesos al año).

Las Administradoras de Fondos de Pensiones logran, con la ayuda de medios de comunicación que les pertenecen, presentar supuestas “virtudes” y “ganancias” donde hay propaganda y manipulación de datos (1).

Los pensionados, y en particular el régimen de las AFP, están hoy en el ojo de las revueltas en Chile, donde se exige su desmonte. En Francia, la protesta que hoy se inicia por la modificación del régimen de pensiones amenaza con prolongarse y extenderse a otros sectores insatisfechos con la política gubernamental (exoneraciones a los más ricos, recorte del gasto público, desdén con los pobres, represión policial a la protesta social, la lista sigue…).

¿Y en Colombia? ¿No será hora de romper con las decisiones antidemocráticas de gobiernos y financistas que sólo velan por los intereses de una minoría privilegiada?

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