Diego Otero Prada
La prensa colombiana ha estado muy silenciosa sobre los movimientos y las manifestaciones multitudinarias en Chile y antes en Ecuador. Tienen miedo de que se dé el efecto demostración y quieren tapar lo que ocurre en estos países. Hacen comentarios tontos concentrados sobre hechos de violencia, normal en todos estos casos porque siempre existen minorías e infiltrados de las fuerzas del estado para desprestigiar las protestas. Los comentaristas neoliberales no quieren aceptar lo que está pasando en el continente, por ejemplo, el escrito del señor Santiago Montenegro el día 28 de octubre es un ejemplo típico de gente ciega que apela a llamar la atención sobre los actos de violencia y no menciona que se dieron el día viernes las mayores concentraciones de la historia chilena. Es entendible su posición porque el señor Montenegro es un fiero defensor de un sistema de pensiones privado que en Chile es objeto de críticas para cambiarlo.
Son ingenuos, las protestas y manifestaciones no desaparecerán por negarlas. Hoy la gente se informa de maneras muy variadas, por las redes sociales, por periódicos y televisoras extranjeras, por la multitud de medios alternativos digitales que hoy existen, por la transmisión de las noticias a nivel personal. Son muy irresponsables, y en esto muestran que son antidemocráticos, los dueños del El Tiempo y El Espectador, si creen que por no informar todo seguirá igual, es decir, que al tapar no habría más movilizaciones y que desaparecen ipso facto los motivos reales del descontento.
Seamos claros, lo que está sucediendo en Chile, Ecuador, Argentina, Bolivia, Haití, Cataluña, Hong Kong, Honduras, Líbano, Irak y los chalecos amarrillos en Francia, es que el modelo de globalización neoliberal fracasó y que hay que cambiarlo y en esto las protestas y las movilizaciones son necesarias porque el sistema no cede gratuitamente.
En Latinoamérica es evidente que el modelo de desarrollo neoliberal fracasó. En otras palabras, el predominio del sector financiero y de las élites económicas, del poder de los terratenientes, de las políticas privatizadoras de la salud, la educación y de los servicios públicos, de la desregulación del trabajo y del sector financiero, de la liberación del comercio internacional, de las exenciones y bajos impuestos para las empresas, de un sistema de pensiones privado que da exiguas pensiones, de la corrupción, de la ineficacia de la justicia, de la inseguridad, de la destrucción de la industria y la agricultura, de la concentración en la minería, del desempleo, de la inequidad, todo lo anterior que ha sido defendido por los neoliberales o producto del sistema, es lo que no ha producido bienestar.
Todo esto es consecuencia del modelo neoliberal. Los que se han beneficiado de este modelo se aferrarán al mismo. De ahí la importancia de la organización popular, de las movilizaciones y de la creación de nuevas formas de organización política que empujen el cambio. Con los partidos políticos tradicionales, Cambio Radical, Partido Conservador, Partido Liberal, Partido de la U, Centro Democrático es imposible producir transformaciones al modelo neoliberal.
Muy positivos los triunfos de Evo Morales en Bolivia el 20 de octubre, que ha venido impulsando un modelo no neoliberal, y el triunfo de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina el 27 de octubre, con su promesa de comenzar a quebrar el modelo neoliberal en Argentina.
En Uruguay el triunfo del Frente Amplio no fue tan rotundo este 27 de octubre porque al no obtener sino 40,0% de los votos se verá obligado ir a una segunda vuelta el 24 de noviembre para enfrentar una derecha que va a ir unida, que en conjunto con sus tres candidatos casi alcanzó el 51,0% de los votos.